Los artículos aparecidos en el matutino «Cambio» sobre la situación del hospital el 3/2/21 Y 3/2/24 me recordaron a la canción » Tout va trés bien Madame la Marquise» de Ray Ventura , pianista , jazzista y cantor nacido en Francia (1908-1979), que vale la pena escuchar en youtube.
El diagnóstico de situación nos debería llenar de entusiasmo y optimismo salvo que es simplemente una visión complaciente y política que nada traduce la realidad objetiva del centro hospitalario más allá de las personas invocadas que sin duda en lo personal y profesional cumplen solamente un rol político partidario, al igual que las demás designaciones de la salud donde mayoritariamente la capacitación en la materia específica no contó en absoluto a nivel país.
Se venía implementando en ASSE políticas de descentralización en la toma de decisiones. Recomendada por OPS pero también en las políticas generales del país, en tanto que ahora se vuelve a un tema de centralización absoluta que responde a 2 causas; la primera es la falta de capacitación y experiencia de las designaciones, todas políticas y «de confianza» y segundo toda decisión por mínima que sea, parte del centralismo hipertrofiado por causa de la falta de programas y planes que no totalmente pueden adjudicarse a la pandemia y si a la idoneidad escasa.
Me voy bastante lejos en el tiempo, tiempo que se ha perdido, a un plan de salud (que hoy no lo hay) de 1965 (ordenanza N° 622-MSP – Fco. Rodríguez Camuso) donde se analizaban poblaciones, planes de medio ambiente, “se intensificará la acción sanitaria hacia el medio rural», y se establecían los programas específicos, el inventario de la administración y fijación de obligaciones y se adjudicaba a cada programa la dirección a un especialista en salud pública al igual que para la enfermería profesional. Participaban en el plan UNICEF y OMS, inclusive con recursos. En 7 hojas realmente una ruta indiscutible y pionera donde la descentralización también estaba presente al igual que la participación comunitaria.
Existían objetivos, metas y financiamientos. No era un paquete de subjetividades y anunciamientos o ilusiones vagas.
Me pregunto por la ética, por lo que el estatuto del Colegio Médico llama «profesión» para obviar y excluir la «especialidad”, pregunto a los «guardianes» de la ética que piensan de la conjunción de intereses entre hacer cumplir aspectos éticos y a la vez ejercer cargos de gestión en salud y cual es el gradiente a valorar entre quien ofrece y quien acepta algo para lo cual no incluye la profesión ejercida pero asumen.
Me pregunto si solamente el tener camas, respiradores y sillas de ruedas muy necesarias por cierto es un signo de recuperación de la atención médica; me pregunto por la calidad de los servicios, por sus indicadores de salud, por la relación lógica de funcionarios y usuarios, la imagen objetivo del Hospital en cuanto a sus necesidades según estándares, me pregunto porque no se pueden plantear centros de referencia tecnológica (imaes), me pregunto por la seguridad y dignidad del paciente, porqué somos diferentes a Tacuarembó y Comepa, me pregunto tantas cosas, pero aquí parece va todo bien. Ojalá sea así.
Y me pregunto porqué el “portavoz“ hospitalario reaparece con sus mentiras de sanciones a médicos que faltan cuando él nunca permaneció más de 15 minutos en las policlínicas privadas (no tenía pacientes) y porqué no se da un baño de moral médica y se deja de mentir por mandato político o le afectó el clima esteño de estos días.
Me pregunto por minotauro y la repartija de dinero de los que echaron, profesionales reconocidos y no ignorados en la medicina, para comprar votos a sus inmoralidades en la cooperativa, enriqueciéndose.
Me pregunto porque se dice que ASSE debe al CAM 79 millones de pesos y si será por la gestión de traumatología que el Dr. Sergio Benquet llevó a su sanatorio S.A. en lugar de fortalecer el hospital. Dinero que no queda en CAM sino en la S.A suya y los participantes. GRAVE.
Dr. Álvaro Vero – Salto – 4/2/24