AQUELARRE SALTEÑO

Se definía en la Edad Media como la reunión de brujas y brujos con la supuesta intervención del demonio en la figura de un macho cabrío. El lector estará repasando los aquelarres actuales y en verdad son además de la salud a la que nos referiremos, varios más que día a día promueven notas de prensa en el país. Tenemos información no válida de la marcha del hospital salteño a través de quien no es ni político ni medico de renombre, pero es el portavoz del fracaso disimulado con acciones fotográficas para cierta prensa en tanto las carencias no pueden ocultar el sol con la mano. No quisieron hacer creer que tanto la cirugía (sometida a un concurso trucho y político) como la oftalmología e inclusive la neurocirugía estaban en marcha en la dirección actual. Nada es real y la falta de especialistas, las demoras en atención, y la carencia de medicamentos esenciales hablan por sí solas. Solo se rescata un grupo de médicos jóvenes y muy bien formados técnicamente que no encuentran de momento al partenaire necesario para culminar sus formaciones y elevar la calidad de los servicios de salud de la región. Los brujos y brujas se dedican a sueldos innecesarios y a compra de acciones en el mercado de empresas médicas con fines de lucro. Esto es consecuencia directa de la inobservancia de gobiernos anteriores y el actual que convirtió los cargos técnicos de dirección en cargos de confianza política, espúreamente, y rinden homenaje al líder político antes que al usuario o enfermo. Han naturalizado la irresponsabilidad con dependencia directa de casa de gobierno más allá de la pobre actuación de los jerarcas de la salud pública. Los machos cabríos ordenan los cargos y sueldos de manera de no lastimar sus empresas, los hacen serviles, como el caso del médico que participa de la caída seguida de muerte de un paciente de CTI, culpa al resto del equipo, pero es premiado en el área privada con un cargo de dirección. Tenemos también la figura del Minotauro, cirujano sin renombre, sin pasado y sin futuro, de la calle 18 de julio, mitad hombre y mitad toro, alimentado de carne humana en su laberinto con forma de sociedad anónima y autor de primer orden del descalabro salteño junto a los “vasquitos” obsecuentes profesores de las pruebas “pizza” (no PISA) a la que fundieron en Uruguay y Treinta y Tres. No olvidarse de la enamorada de José Luis (al parque me refiero) que desaparecía de las guardias dejando pacientes sin asistencia. Entonces no nos preguntemos porqué en los departamentos limítrofes la calidad de asistencia, el alto grado de tecnología, superan al sistema salteño que ofrece servicios que no son de primer nivel; o acaso la cobaltoterapia fuera de moda y con perjuicios denunciados públicamente lo es? Tacuarembó nos supera ampliamente en la materia a pesar de contar con oncólogos médicas de primer nivel en la ciudad. ¿Es posible que apoyemos al personal técnico con sesiones de yoga, cursos de fotografía y otras frivolidades o será que se tiene que apoyar a los técnicos en lograr su mejor formación en otros centros? ¿Cuál será la opinión de los usuarios cuando ninguna estructura legal está vigente para escuchar sus opiniones y necesidades? ¿Será que se pueden plantear quejas a directora de la mutual dueña de acciones mayoritarias de un sanatorio integrante del equipo minotáurico, sin experiencia alguna actuando temerariamente? ¿Es posible que la ecografía de ojos que integra el PIAS y es obligatoria la mutual la mande hacer particular a cargo el gasto del paciente? ¿Para que están los abogados sin renombre, del montón? ¿sólo para tomar mate con yerba paga por los usuarios y mandar telegramas sin sentido a los funcionarios? Son partícipes del aquelarre sin duda. Es hora de dar nombres responsables y también de que se vayan para sanear el sistema.

Dr. Alvaro Vero – Esp. en Salud Pública – Salto – Enero 2023.

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