EL MEDICAMENTO


En los últimos años el entorno social, demográfico, epidemiológico, el aumento de especialidades y la tecnología aportando nuevos medicamentos, el incremento de la demanda de la población y el control del gasto, no hacen más que avisar que el gasto en medicamentos seguirá aumentando.
Constituyen parte esencial y fundamental de los servicios de salud. Debe darse un uso racional, durante un período suficiente al menor costo para el paciente y la comunidad. Siempre constituyó la variable de ajuste de las empresas médicas.
Sus falencias están a la orden del día en los medios informativos, de igual modo las querellas judiciales ante las negativas y límites impuestos por los sistemas de salud. Aquí y en el mundo es un hecho naturalizado.
No veo porqué negar lo que es público y notorio, no veo porqué algún periodista entiende que es un tema político que ataca en las críticas a la coalición de gobierno; es un tema de responsabilidad del estado y de derechos humanos a la asistencia.
En la actualidad las farmacias hospitalarias deben asumir la responsabilidad técnica de la compra, calidad, correcta conservación, custodia, apreciación de las necesidades, y dispensación de medicamentos con la debida distribución.
¿Puede el Hospital Salto presumir que no faltan medicamentos en el interior rural? Claro que no; y es bueno recordar que el Hospital Tacuarembó utiliza drones para enviar medicamentos a campaña, una diferencia de las tantas con el comité político que dirige en Salto.
Los medicamentos son piezas claves en la asistencia sanitaria y hay novedades a diario para mejorar el tratamiento de algunas patologías.
Esto lleva a la aplicación de criterios científicos de eficacia y seguridad (medicina basada en la evidencia) y también del costo.
La selección de medicamentos es un proceso continuo y permanente, multidisciplinario y participativo, que debe basarse en la eficacia, seguridad, y costos.
Es necesaria una adecuada selección con evidencia científica y las características demográficas y epidemiológicas de la población.
La transparencia es imprescindible en la selección y obliga cuando son recursos del estado a una reflexión ética.
Las “pamplinas” de ASSE de la prueba piloto en Canelones fracasó, para los más jóvenes deben saber que con apoyo del BID se efectuó un proyecto en ese sentido y también fracasó. La idea del Dr. Cipriani nunca fue aclarada ni proyectada pero lo que viví de muy joven es que cambiaban la receta médica en las farmacias por artículos de tocador.
No se sabe bien cual es la política de medicamentos pero sí se acepta que hubo “recorte” en general y que constituye una de las insatisfacciones del usuario más sentidas.
Es muy difícil seguir un tratamiento en forma continua, porque además del difícil acceso a la indicación existe otro para la entrega.
Tengamos en cuenta que en farmacia los medicamentos comunes y más indicados están en el rango de los 500 a 1500 pesos.
La experiencia del hospital local llama a la sorpresa e indignación. Las compras directas incluyen a la Ranitidina en varias formas comerciales y lo que más preocupa es que quien actúa de vocero hospitalario, bien debería saber que la FDA (EEUU) retiró la droga del mercado en 2019 por ser potencialmente cancerígena, lo ignora siendo parte del conocimiento que debería tener dentro de su especialidad.
Las reacciones adversas y los efectos inesperados están cobrando una gran dimensión y se estima que un 20% de los accidentes dentro de los hospitales son atribuibles a una incorrecta utilización de los medicamentos.
El tema es técnico, de conocimiento que es escaso, y para nada se arregla con restringir el horario de entrega a los gestores de la procuración del medicamento del usuario.


Dr. Álvaro Vero – Esp. en Salud Pública – Salto – Feb. 2024.

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