En nota anterior señalábamos que más allá de la inseguridad, objeto del análisis político partidario sobre la violencia social en incremento, nos preocupaba la inseguridad dentro del sistema de salud que cobra tantas muertes como la primera pero no está dentro de la agenda política como debería.
La calidad de la atención no sólo implica el trato digno y atención médica efectiva sino que la atención sea segura. Deben evitarse riesgos innecesarios con los mayores beneficios posibles.
En estos días la prensa escrita publica un llamado a cocineros de ASSE, con lo que se está demostrando la falta de previsión de los planteles, y la metodología que en su momento el Dr. Joaquín Purcallas impuso en lo que eran los planteles de personal de cada hospital. Claro que ahora en cualquier momento directores hospitalarios pueden bajo un perfil de esbirros políticos hacer unas buenas croquetas de arroz y alguna otra cosita de complemento. No es ironía, es la triste realidad que diariamente vemos; saben de todo. Por supuesto de concursos ni se habla o mejor dicho se habló por parte del Dr. Cipriani y se soslayó la medida, lo que es peor, se actuó en algún caso con fuerza política externa en el resultado.
Quizás desconozcan los adelantos de la ciencia como que en el mundo ya se modifican cerdos genéticamente para permitir trasplantes varios en humanos. Quizás les sea cómoda la situación de inequidad entre la capital y el medio rural inclusive de capitales departamentales.
El país cuenta con un buen sistema de salud, perfectible de acuerdo a los avances académicos y tecnológicos, cuenta con excelentes profesionales en todas las ramas del conocimiento, generaciones nuevas que desean venerar la compasión y el altruismo pero son bloqueados por castas economicistas empresariales médicas generando grandes espacios heterogéneos plagado de inequidades.
¿Es posible que autoridades salteñas en lo privado vivan en “La Tahona” lejos de sus responsabilidades superiores y cuando esas actitudes nunca se toleraron y eran exigencias reglamentarias? ¿Generan esas situaciones seguridad y confianza que todo se planifica y controla o más bien que es la cómoda situación donde se reciben los dineros de empresas médicas a las cuales se respaldan desde la distancia? Puedo llamarlo a eso corrupción de la moral médica sin hesitación alguna. No creo que esa actitud haya sido generada en “El Tropiezo”.
¿Es posible no hablar de la inseguridad cuando en el sistema privado salteño se han registrado acosos laborales, sexuales, persecuciones laborales y hasta denuncias policiales por destratos durante la presidencia 2016-2020 de la cooperativa médica? Y denuncias sobre la misma persona en la comisión de salud de diputados. Recordemos que la ambición le llevó a ejercer como pizzero en la calle Uruguay y Treinta y Tres con triste final. No puede ser un factor de confiabilidad y de seguridad el conocimiento popular de algunos profesionales y sus acciones.
Tomemos nota de la actitud del una mutualista montevideana donde “expulsaron” a un cooperativista y surgió la respuesta unánime del Sindicato Médico del Uruguay y por unanimidad de todas las asociaciones académicas del país en rechazo a tal medida. ¿Qué pensarán las autoridades de la cooperativa salteña de los derrapes espúreos que cometieron sin sentido y repetidos de tipo vandálico y sin fundamentos? ¿Es posible que inspiren seguridad ese conjunto de profesionales incitados por un “minotauro” desconocido en su profesión quirúrgica. ¿Es posible que la caída de la cama de “Mimosa” en manos de un profesional, seguida del fallecimiento, y muy recordada del barrio Gautrón, haya sido mérito suficiente para nombrar al profesional como director de un sanatorio agregando la falta de experiencia y saber?
¿Quién se hará cargo de los errores pasados? Hoy se van con los bolsillos repletos. El reconocimiento de las fallas no es difícil, ni depende de dispositivos de tecnología de punta, sino que se funda en la aceptación de que el riesgo existe y es posible reducirlo si modificamos nuestras actitudes. Aceptemos que los riesgos de fenómenos adversos están ligados directamente a las actitudes de los dirigentes de turno y sus enfermedades mentales o trastornos de la personalidad.
Dr. Álvaro Vero – Esp. En Salud Pública – Salto – febrero de 2024.